miércoles, 26 de agosto de 2009

El Ayer de Guatemala: A través de los ojos de un lechero



Nació en noviembre de 1936 en el Barrio de Candelaria: Calle Candelaria y Avenida de los Árboles. Lo que hoy es 1ª calle y 15 avenida y que divide las zonas 1 y 6. Enfrente de la casa de la familia Spilari, construida por artistas y deportistas. Se trata de don Rafael Enrique Godoy Durán con quien construimos este reportaje por lo fascinante de sus anécdotas y conocimiento histórico.

El Ayer de Guatemala: A través de los ojos de un lechero
Por Cesar Chupina, periodista

En la Avenida de los Árboles
Lo primero que nos dice don Enrique es en torno a sus nombres. Hay algo anecdótico en ellos: “me llamo Rafael porque mi abuela se llamaba Rafaela. Si ella se hubiese llamado de otra forma a mi me hubieran puesto en masculino el nombre de ella. Pero alcancé el nombre de Enrique porque un tío de parte paterna murió trágicamente en marzo del año que yo nací. Como yo nací en noviembre entonces me pusieron así… Crecí en la Avenida de Los Árboles entre Calle de matamoros y Callejón del Judío donde vivían mi abuelita y mis tíos… Una temporada me la pasaba allí y otra en la calle Candelaria. Pero siempre en la Avenida de Los Árboles… Allí conocí a muchos personajes que hicieron la historia de entonces..Entre ellos a la familia Morales de donde María tenía una voz de ángel y era una gran artista. Es la madre del gran coreógrafo don Antonio Crespo…”.
“También sobre la Avenida de Los Árboles, a la vecindad de la ya entonces Escuela Republica de México, vivían mis bisabuelas. Lo importante de mencionar esa casa es que era el lugar de reunión no solo de mi familia, sino de los amigos de las mismas. Por ejemplo, mi tío abuelo, Joaquín Soto Montenegro es mencionado en “Hombres contra Ombres” de Efraín de los Ríos por haber luchado en contra de la dictadura de Jorge Ubico. En esa casa también se dieron reuniones políticas en contra de muchas dictadoras. Personajes como Miguel Ángel Asturias eran como familia de la casa. La visitaban. Es injusto no mencionar a Marco Antonio Asturias que también era poeta y que en algún lugar deben estar sus versos. Era hermano de Miguel Ángel y pienso que la recuperación de la poesía de Marco Antonio se podría lograr por medio de sus hijos”.
“Alguien que hay que mencionar es a la mama de Gonzalo Montenegro, doña Teresa montenegro Girón. Era una belleza de mujer quien caso con Marco Antonio Asturias. Ella era familiar de mis tías abuelas y de mi bisabuela materna. Hablo de la parte materna porque es la asentada en el Centro Histórico. La paterna estaba en Palín, Amatitlán y La Antigua Guatemala. Mi bisabuelo se llamaba Antonio Soto. Y la bisabuela Catarina montenegro., para todos era mama Cata. La casa de ella tenia cochera… era muy grande… Antes la policía llegaba y daba partes porque la casa era muy vigilada por la fama de que allí siempre había alguna conspiración. Hasta que una vez a un policía se le cayo la libreta y se leyó que en la casa de doña Cacarina viuda de Coco. Así puesto en vez de Catarina… decía llegaron los endeveduos Francisco Montenegro Girón, quien fue, luego, Ministro de Agricultura y Revolucionario; Mario Méndez montenegro y otros endeveduos no conocidos seguro qui a decir malas cosas dil señor presidente…”.

El lechero
Don Miguel Durán Soto, tío de nuestro entrevistado, era hermano ejemplar y amoroso tío. Dispuso que su sobrino Enrique tenga vocación para finquero. El negocio de él es el ganado y la lechería. “Y empieza a involucrarme en el amor al campo llevándome desde muy pequeño a ver el ganado y a enseñarme a montar a caballo y a ordeñar. La lechería más antigua de Guatemala resulta ser “La Chapina” que era de mi tía doña Concha Durán Soto. “La Chapina” estaba en el Callejón del Judío y Avenida de los Árboles, esquina donde construyeron un edificio. Mi madre tiene un despacho de leche que lo surte “La chapina”. Como contribución eventual salgo a repartir leche a la Avenida del Ferrocarril, Avenida Mendía. Se me reconoce que hago bien el oficio y mi tía me da trabajo y empieza a repartir leche en la Avenida de los Árboles, Calle de Matamoros y el Barrio Gerona”.
“En el momento en que uno echaba la leche las señoras siempre contaban cosas… Allí me enteré de muchas cosas. Había una tienda donde hacían comida para llevar llamada “Santa Rosa”, frente a la iglesia de Santa rosa. Mi familia como muchas familias de Guatemala eran aficionados a las enchiladas y comida típica del lugar. Allí había panes con pierna, una salda exquisita, etc. que una prima mía, María Soto, la hace exacta por lo que la seguimos disfrutando. Mi familia me tenía por importante para conseguir entrar a dicha tienda porque antes de que abrieran había 20 o 30 personas esperando y la entrada era como que regalaran la comida. Se amontonaban sobre el mostrado yu era imposible pedir. Yo llevaba la leche a la casa donde vivían los dueños del negocio en la Avenida de los Árboles entre 6ª y 5ª calles. Entonces mi tía o el familiar ponía en papel lo que quería y que tenia que ir por fuerza por la comida era no por ser a quien reconocían entonces; como yo era el que quería, siempre tenia derecho a enchiladas, etc. lo que era un disfrute para otros una vez al mes, para mi era de todos los días. Eso lo podría considerar como un buen salario… Como la “Santa Rosa” no había igual aunque ya existían restaurantes como “La Altuna”, etc. el secreto era la salsa que ya dije…”.
En ese entonces don Enrique tenía 10 años. “Empecé de esa edad a repartir leche a pie. Después acompañaba en carretela. Luego, en jeep. Y de ají iba a traer la leche a las fincas donde estaba el ganado y ya no la repartí. Allí ya llegue hasta la edad de 18 años. Pude manejar jeep porque a los 15 años daban licencia juvenil… Era fácil. Yo era un héroe en el barrio por manejar. Yo iba por ejemplo, a dejar la leche a la “panadería Arriola”, Avenida de Los Árboles, casi llegando a Calle Candelaria y dejaba leche en “la Espiga de Oro”. Un mi acompañante tenia novia en los dos lugares. El enamoraba más que yo. Ellas en reciprocidad le daban pan. En “La espiga de Oro” había una leona. Don Chepe Cáceres la sacaba y era más mansa que cualquier perro o gato. Era el placer de todo joven llegar. El dueño dejaba que uno la tocara solo si el estaba allí pero yo siempre la toque porque allí estaba cada vez que yo llegue. Pero mi amigo acompañante se fue volviendo adicto al pan. Como en un barrio todo se sane. Las jóvenes empleadas de las panaderías se dieron cuenta que el las enamoraba al mismo tiempo y le pidieron tomar una decisión. Fue cuando el hizo un poema:
Estoy en un intríngulis que me puede matar
No sé si me conviene más Rosa, la hermosa
O le pregunto a la leona si me conviene más Tona, la Mona

Cuando se le preguntó por qué Mona dijo que porque rimaba ya que tona, en verdad, era muy bonita… Naturalmente el poema transitó por todo el barrio y aclaro que no por mi culpa sino por la inconfidencia de César Spillari que lo declamaba en la esquina de la Calle Candelaria y Avenida de Los Árboles donde se reunían los jóvenes del barrio…”.
Cuando conocì a don Enrique y publicamos este texto por primera vez en El Gràfico, me obsequiò dos tacitas de vidrio transparente en las que iban estampadas unas vaquitas. Fueron mi compañìa a la hora del cafè hasta que se quebraron por el uso...

Del colegio a la política
Don Enrique estudio su primaria en el Colegio “La Juventud” de don Leonidas Mencos. “ya para entonces ayudaba en la dirección, la hija, doña María Mencos de Ruíz. Nos tocó sufrir a los jóvenes de dicho colegio la debilidad mental de don Leonidas quien antes había sido un pedagogo brillante. Se creía Napoleón yu nos obligaba a cargar armas de palo y nos pegaba con un espadín. O se creía mago y cuando convocaba a todos los niños y le veíamos poner la anilina en el vaso descaradamente para poner color al agua alguien protestaba y a la protesta nos castigaba a todos hasta que Benjamín Mendizábal, hijo del dueño de “El Pistolón”, llamado del mismo nombre y que estaba frente al colegio “La Juventud” se reveló y dijo: Este viejo está loco. Lo gritó. Don Leonidas localizó a quien lo trataba de semejante forma. Lo tomó de la ropa y estando yo vecino a él, también a mío. Nos llevó al garaje que daba sobre la 5ª calle y que lo usaba para guardar trebejos: Un esqueleto, un pulpo disecado, cuarto oscuro que era el miedo de cualquier alumno ir a parar allí. Nos empujó y cerró la puerta. La habitación estaba completamente oscura. Mucho carga fósforos. Movió el pulpo disecado, los papeles que daban al portón de la calle y no valiendo mis protestas les prendió fuego. Cuando vieron que salía humo las personas que pasaban por la calle, forzaron el portón y nos sacaron un poco ahogados, avisaron al colegio pero para entonces el fuego se había propagado. Pienso que don Leonidas terminó de enloquecerse ese día porque buscaba los cadáveres de los niños que se había quemado allí y que muy tranquilos se habían ido al Parque Central a darle de comer a las palomas de Catedral. Don Leonidas no nos castigó físicamente. Los que nos dejaron las nalgas marcadas un buen tiempo fueron nuestro padres pero de esa fecha en adelante fue doña Maria quien se hizo cargo del colegio”.
De este colegio, don enrique fue a estudiar al “Colegio de infantes” que estaba en la zona 5 donde ahora es el Liceo Guatemala. De allí, al Liceo Landívar (este se escribe con b y no con v porque en vasco no hay v) con el padre Joaquín Saitegui, cura vasco exiliado antifranquista; con catedráticos de la talla de don Salvador Zea Ruano, don Jorge Borge, introductor del esperanto en Guatemala; el poeta René Acuña, etc. Aquí empieza don Enrique ya su vida política. “Mi pariente ganadero empezó a tener problemas con el gobierno de Árbenz. Aunque tenía ideas socialistas no coincidía con la forma con que algunos líderes como Carlos Manuel Pellecer, Víctor Manuel Gutiérrez, etc. empezaron a tomar las riendas del gobierno con prepotencia y en perseguirlo… Mi padre era coronel retirado y en las postrimerías del gobierno de Árbenz, causa alta. Le dan la responsabilidad de salvaguardar las instalaciones del Edificio de Correos. Se me da, por ello, una situación difícil. Quería estar con mi padre pero indudablemente corríamos peligro, por otro lado, mi tío corre riesgo su vida porque para entonces ya han colgado a dos empleados de él, lo cual me consta porque al legar a pagar la planilla de las fincas “Menocal” y “Zaragoza”, donde ahora está la Colonia Atlántida, lo vi… los torturaron para que dijeran donde estaba mi tío… los mataron. Le consultó a mi padre, al que siempre le reconocí un valor y una honradez a prueba de todo y él me suplicó que ayudara a mi tío Miguel Ángel. Que si no lo hacía yo, él lo haría. Hablé con don Carlos Solórzano (el camarón Solórzano) por encargo de tío Miguel Ángel. Don Carlos, generosamente, dio su casa en la zona 5, cerca del Gimnasio Olímpico. Comprometiendo a toda su familia escondió a Miguel Ángel Durán allí. Don Carlos me mandó a hablar don el Dr. Armando Sandoval al CEGUA. Para entonces ya había varios contactos para apoyar primero al Gral. Miguel Idígoras fuentes y, después, al Coronel Carlos Castillo Armas. Estando en el Colegio Landívar, muchos de los compañeros se involucraron en el movimiento contra Árbenz. El padre Joaquín Saitegui Plazaola, viendo la oportunidad de que el grupo de alumnos lograra posiciones en el nuevo gobierno, y, seguramente pensando en influir en ellos, nos facilitó para ser quintacolumnistas del gobierno de Árbenz. Ya entonces nosotros nos movíamos en el obtener y distribuir armas. A la caída de Árbenz, mi tío Miguel Ángel Durán, el Lic. Carlos Recinos, don Carlos Solórzano, Julia Quiñónez, un hermano de Castillo Armas y otros miembros de la Liberación sesionan en la casa de la 15 avenida, donde viven mi abuelita y mi tía, y forman el Movimiento de liberación nacional. Yo estuve también en esa sesión., cuando llegué, doña Julia, la compositora de marchas fúnebres, me dio la mano y creí era hombre. La llamaban “La Maciste”. Admiro su carácter porque, en medio de los problemas ella se iba a las fincas vestida de hombre y después ya no le gustó vestirse de otra forma”.
“Parte de mi familia está asilada en las embajadas de México y Argentina. La otra parte estaba en el triunfo de Castillo Armas. Mi padre está en la lista negra y empieza a huir. Era tildado de comunista en el mismo. Allí estaban todos los que quería poner los liberacionistas sin que lo fueran del todo. Podría aparecer un mal vecino o enemigo. Es por medio de mi primo, Darío Soto Montenegro, quien ha llegado con la liberación, que se borra el nombre de mi padre de dicho libro y mo hay ninguna represalia. Algunos de los familiares –no todos- pueden regresar a sus hogares, mas por la amistad de mi tío Miguel Ángel Durán que por méritos propios el Coronel Castillo Armas nos hace un homenaje a los landibarianos y amigos que habían colaborado con acciones en contra del gobierno del Coronel Jacobo Árbenz, más que felicitaciones se escuchan las protestas de amigos y familiares porque sentían éramos demasiado jóvenes y habíamos sido utilizados. En el Diario de centro América se publica como noticia que la juventud estudiosa estaba con el gobierno de la Liberación. Por eso, protestaba, después, en compañía de un grupo de amigos, nos damos a la tarea de quitar las fotografías de Castillo Armas que han sido puestas en las iglesias. Dos días después, somos capturados. Nos llevan a casa que habían sido convertidas en cárceles. A mí me sacan a los dos días y los otros se quedan dos semanazas. Mi tío Miguel Ángel y sus amigos hablan con Castillo Armas a favor mío. Castillo Armas me cita. Me reprende y me indica que es mejor que salga de Guatemala porque hay muchos que por aprecio a él podrían tomar represalias en contra mía. Que ya tiene arreglada una beca en la que él se hará cargo de mis gastos de avión de ida y cien pesos cubanos (igual quetzal, igual dólar) mensuales para que vaya a estudiar a la Universidad Central de La Habana. Me recomienda con el senador Urraca para que él haga los trámites en la Universidad y me entregara el dinero. Viajo a La Habana en un avión de la Fuerza Aérea de Guatemala con la agradable compañía de los que han sido favorecidos con un viaje a la isla, por Castillo Armas. Sólo el becado (yo) tenía que quedarse. Todos, regresaron felices. Conocedores como lo eran de mi situación los mencionados reunieron una cantidad de dinero y me la entregaron, misma que me sirvió para sobrevivir cuatro meses, mientras tenía la oportunidad de regresar a Guatemala con persona especial de Castillo Armas, quien dicho sea de paso, nunca mandó los famosos cien pesos del a beca. Vale aclarar que tanto del lado de mis padres como de mi tío Miguel Ángel recibí una entrega de dinero de cada parte de manos de Urraca en Cuba, hombre millonario”.

De Cuba a Guatemala y de Guatemala a Cuba
“En Cuba me fui a residir como a 400 mts. De la Universidad en la azotea del Hotel de Vedado, zona de Cuba. Me llamó el senador Urraca para decirme que lo esperara en la puerta del Hotel porque él iba a llegar por mí en su carro. Acostumbrado como estaba yo en ver cómo se vestían antes los diputados cuando vi bajar un Cadillac a un hombre elegantemente vestido de negro yo me adelanté a él, a darle la mano cuando me sorprende que este hombre abre la portezuela de atrás y sale un hombre obeso, en sandalias, con guayabera… de aspecto descuidado y me dice: Yo soy Urraca… Este personaje fue para mi importantísimo. Tenía la tranquilidad en Cuba de tener a un familiar como lo es el pundonoroso militar Ernesto Paiz Novales quien estaba de Agregado Militar en Cuba en ese entonces. Tomo cursos en la Universidad de la Habana como Técnico de Procesamiento de Grasas a nivel industrial. Eso lo llevaban los bachilleres. Pero yo no lo era y regresé a Guatemala a mis clases del Landívar y con la colaboración del padre Saitegui y los excelentes maestros sigo estudiando el bachillerato para regresar nuevamente a La habana y, luego, regreso a Guatemala y de allí de nuevo a cuba. En 1957 saqué mis papeles. Voy transitando en períodos mientras se dan anécdotas…”.
“Me llama Castillo Armas nuevamente y me dice que mientras estoy en Guatemala que le haga un trabajo sobre el Fraude electoral en las elecciones municipales en el gobierno de la Revolución. Para entonces ya había habido elecciones municipales departamentales de la Liberación y en el trabajo que entrego, en el resumen, hago mención de que tanto en uno como en otro período ha habido elecciones fraudulentas dando los datos necesarios para comprobarlo. Regreso más rápido a Cuba. Con una diferencia: Ahora me tengo que ir por México y cuando llego encuentro mis pocas pertenencias rosas, dañadas. Se me avisa por medio de un amigo guatemalteco que un señor apodado Grapette, del gobierno de la Liberación, había llegado con intenciones de hacerme pagar la burla contra el gobierno de la Liberación. Nunca compruebo el extremo porque para entonces estaba más reocupado en sobrevivir y en estudiar que en buscar el culpable que ya estaba en Guatemala. Yo estaba en desgracia. Pero para suerte mía yo tenía una amiga que trabajaba en televisión en Cuba en el programa de Gaspar Pumarejo y me consiguió chance de comparsa en los anuncios que se hacían en dicho programa. Ganaba bien. Trabajaba poco y eso me equilibró. Con algunos otros trabajos que yo hacía me iba ayudando y podía ir estudiando. Tuve la oportunidad de conocer a Olga Guillot que me impresionó mucho. En ese entonces mi situación mejoró y me pagaban mejor. Me daban tipos de trabajos más selectivos. Curiosamente había un anuncio de leche que decían era el mejor que yo hacía. Me identificaba bien porque era yo lechero”.
“Estaba tan bien en el programa que en una emisión en vivo del Show de Pumarejo me buscaron como comparsa. Había que bailar y cantar un versito que decía: me va a matar Pumarejo. Salíamos con bombín y los trajes que nos ponían. Subíamos las piernas a la derecha e izquierda. Cantábamos. Aparecía una dama guapísima anunciando productos con otras incluyendo mi amiga que anunciaba. Todo iba bien pero, cuando por segunda vez, salíamos haciendo ese baile, uno de los acompañantes que iba conmigo me pellizcó las nalgas. A mi se me olvidó que era en televisión, me volteé y le di un sopapo y allí terminaron mis actuaciones porque todos vieron poco profesionales mi actitud y reacción”.
Don Enrique regresa a Guatemala, se establece. Vuelve a Cuba por sus papeles. Se toma algunas fotografías y lo invitan a ir a dar pláticas sobre plantas medicinales y encuentra lugares que no han cambiado. “Yo frecuentaba visitar a la Virgen de la Caridad del Cobre y el lugar estaba igual. Se llega por lancha. Las veces que he ido he buscado a las familias y amigos como los Laza que todavía están allí y vivieron algún tiempo en Guatemala. Debido a mi problema de saluda ya no viejo tanto pero podría ser que atienda de nuevo a sus invitaciones…”.
Al regresar a Guatemala, castillo Armas lo vuelve a llamar a la Finca Santo Tomás. Asistió al almuerzo en su honor por el parentesco con su tío Miguel Ángel. “en la invitación a la Finca me cuenta que le ha hecho mucha gracia mi situación de rebelde. Que él en cierta forma era así y hace una confesión en la que me involucra a mí porque habla de una nueva forma de gobernar. De buscar una dirección socialista a su gobierno. Habla de un plan de banco que va a favorecer la viviendo económica. Habla de congelar alquiles. Se ufana de haber continuado la obra de Árbenz en cuanto a la carretera al Atlántico. De haber logrado que la Frutera diera las tierras. A mi tío Miguel Ángel Durán lo necesitaba para que coordinara los programas de vivienda y tierra y como yo era tan allegado a él me encargó lo asistiera y me dijo que dejara de estar jodiendo de una vez por todas…”.

1 comentario:

  1. Estimado Sr. César Chupina:

    Saludos. Me place haber encontrado y leido su blog.

    En este texto se cita a una referencia que hizo quien está siendo entrevistado a un hermano de Castillo Armas. Quisiera saber si usted sabe los nombres de los hermanos de Castillo Armas porque mi padre, en su adolescencia, hizo amistad con un sobrino de Castillo armas(posiblemente era hijo de un hermano de Castillo Armas que había fallecido y había sido adoptado por Carlos Castillo Armas).

    Mucho agradecería si me puede responder pues, aun si no tuviera la respuesta a la mano, quisiera poder entablar comunicación con usted, pues tal vez me pueda sugerir quien podría tener esta información.

    Muchísimas gracias.

    Con la expectativa de recibir su respuesta, quedo,

    PerlH.S. Matanzo
    matanzo@post.harvard.edu

    ResponderEliminar