La palabra príncipe deriva del latín princess que significa “el primer ciudadano” y no hijo del rey, como se cree. Por ello,. Podemos denominar príncipe al hombre que es numero uno en algo. Tal el caso de Enrique Gómez Carrillo, considerado así en el genero de la crónica, el cual hasta cierto punto ya no es del todo cultivado debido al divorcio entre Literatura y Periodismo, que, aunque no se quiera aceptar, los tiempos actuales lo exigen porque la postmodernidad es una época donde la lectura se ha dejado a un lado y los medios audiovisuales la han sustituido. Ahora en vez de leer sobre los lugares, por ejemplo, sintonizamos el cable o los buscamos en Internet y estamos allí ya sea instantáneamente o en diferido. Es cosa de la cultura de hoy que de los tiempo de Gómez Carrillo para acá ha cambiado de manera sorprendente en aspectos como el mencionado.
Enrique Gómez Carrillo, príncipe de la crónica
Por Cesar Chupina, periodista
Carrillo imprimió a sus obras mucha Literatura. Muchos no lo valoran y debemos colocarlo en su justo nivel. Aquí cabe la anécdota de los ataques que Carlos Rafael Soto me hizo en el Diario de Centro América cuando publique un suplemento cultural sobre Carrillo aduciendo que no
servia y que era mejor cualquiera que el príncipe de la crónica. Por supuesto no se refería a cualquiera sino a los que a el le gustaban siempre y cuando fueran izquierdizantes como el. La Dra. Luz Méndez de la Vega en su articulo publicado sobre el en la revista usted de Diario El Gráfico del sábado 5 de agosto de 1995 opinaba que “lo más importante para darle a Gómez Carrillo su valor justo, es tomar en cuenta que es después de la figura de Landivar el autor mas universal con el que cuenta la literatura Guatemalteca en el sentido que existen en nuestro país muchos y buenos escritores pero pocos tienen renombre internacional. Después de él, sólo Luis Cardoza y Aragón y Miguel Ángel Asturias poseen esa calidad. Sus artículos periodísticos están en la prensa de todas partes. Se hizo famoso también como corresponsal de guerra, duelista y sus grandes amoríos con mujeres de tradición internacional”.
Carrillo imprimió a sus obras mucha Literatura. Muchos no lo valoran y debemos colocarlo en su justo nivel. Aquí cabe la anécdota de los ataques que Carlos Rafael Soto me hizo en el Diario de Centro América cuando publique un suplemento cultural sobre Carrillo aduciendo que no
servia y que era mejor cualquiera que el príncipe de la crónica. Por supuesto no se refería a cualquiera sino a los que a el le gustaban siempre y cuando fueran izquierdizantes como el. La Dra. Luz Méndez de la Vega en su articulo publicado sobre el en la revista usted de Diario El Gráfico del sábado 5 de agosto de 1995 opinaba que “lo más importante para darle a Gómez Carrillo su valor justo, es tomar en cuenta que es después de la figura de Landivar el autor mas universal con el que cuenta la literatura Guatemalteca en el sentido que existen en nuestro país muchos y buenos escritores pero pocos tienen renombre internacional. Después de él, sólo Luis Cardoza y Aragón y Miguel Ángel Asturias poseen esa calidad. Sus artículos periodísticos están en la prensa de todas partes. Se hizo famoso también como corresponsal de guerra, duelista y sus grandes amoríos con mujeres de tradición internacional”.
Para valorar a Enrique Gómez Carrillo, debemos primero hacer paralelo entre el cronista y el novelista y en toda su obra en conjunto. Según nos decía Juan Manuel Gonzáles Martel, experto en el tema, miembro del a Real Academia Española de la Lengua y profesional de la Universidad Complutense de Madrid con quien pudimos charlar tras su participación en uno de los famosos seminarios de AMPEG sobre el príncipe de la Crónica, Carrillo fue ideal para combinar “Literatura y Periodismo” y “aunque es modelo como novelista en esencia es cronista”. Es decir, es prototipo de su propia época en la cual esto era posible. Contrario a lo que los detractores del modernismo creen “su estilo evoluciona”, nos decía Martel en la entrevista publicada en la Revista Usted del lunes 12 de junio de 1994. “Sus temas son varios, impresiona
su Literatura de viajes donde se ve la vigencia del autor”, opinaba Martel de quien el prefiere llamar solo Carrillo “por sonoridad del apellido”.
Cual no fue mi sorpresa, al abrir una mañana El día… En la página literaria, que naturalmente no era la primera, aparecía mi carta al señor Coronel Matus, convertida en artículo. Una nota de la redacción servíale de prólogo. Y esa nota rezaba más o menos: “Un joven de abolengo literario, muy estimado en nuestra sociedad por su nombre y su inteligencia, inicia hoy su carrera periodística en nuestras columnas y nos promete su asidua colaboración. Huelga advertir que, siguiendo nuestra línea de conducta, insertamos, sin modificarlas, las opiniones expuestas en este trabajo, pero, lejos de solidarizarnos con
ellas, seguimos creyendo que el egregio don José Milla es una gloria nacional que no puede discutirse. La excusa de nuestro nuevo colaborador al mostrarse irreverente ante el altar mayor de las letras patrias, la encontramos en la juventud”. Contento de ver mi firma impresa, leí de nuevo la carta, buscando en ella lo que asi había podido despertar los escrúpulos de una redacción que tenia fama de liberal y hasta de irrespetuosa. en mi alma y conciencia no halle nada
de que me parecía necesario, aun dentro de la mayor prudencia, deber arrepentirme. Declarándome, en principio, admirador de las obras del novelista guatemalteco, comentábamos con hacer observaciones sobre su
desdén, tal vez voluntario, del “Arte”, y sobre su noción un poco descuidada de las reconstituciones históricas… “lamentamos, decía la terminar mi critica, que don José Milla haya sido incapaz de ofrecernos la novela de las momias coloniales, pero estimemos en lo que valen sus pinturas de una época que tendrá siempre para nosotros el aromo de lo que ha desparecido”.
¿Un Don Juan?
La vida de Enrique Gómez Carillo, modélica y llena de mitos lo ha hecho incluso, llegar al celuloide. Aunque no se e mencione en una película española, lo hacen aparecer en “un retrato sin nombre” como el escritor que entrego a las autoridades francesas a la famosa y legendaria bailadora javanesa Margarita Greta Gertrudis Zelle, más conocida como Mata Hari. “Esto de Mata Hari es puro cuento, asegura la escritora y cronista doña Cony Sánchez Latour. Lo mas probable es que nunca la haya conocido pero como el era tan sensacionalista… Gómez Carrillo siempre negó romance con la expía de los alemanes, lo cual Jean Scheto, jefe del espionaje francés confirmó en sus declaraciones de 1934.
Eloy Amado Herrera en el capitulo “La Mujer en la vida de Gómez Carrillo” de “Enrique Gómez Carrillo, biografía mínima” expresa que nuestro personaje fue un don Juan a lo cual se opone uno de sus estudiosos de nuestra época, el Lic. Ángel Arturo González tal y como
lo veremos más adelante. Según don Eloy, Carrillo “siendo un impúber, cuando iba al Liceo, puso
los ojos en una niñita colegiala, Rosa, a quien seguía de lejos sin decirle una palabra hasta que la niña entraba a su colegio, donde se despedían con un adiós telemétrico, con publico e inocente movimiento de la mano. En el colegio de la chica se difundió la voz de un noviazgo y los padres de la inocente colegiala, la castigaron enclaustrándola en el internado”.
En la adolescencia son novias de Enrique Gómez Carrillo Edda Christenssen, Lucrecia Salas, Alice Freville entre otras. Según don Eloy, “en obligado retiro político vivía en Paris el ex presidente de
Perú, mariscal Andrés Avelino Cáceres. Carrillo caso con su hija Zoila Aurora, graduada de La Sorbona. Luego, caso con Raquel Méller y de allí con Consuelo Suncin quien era prometida de José Vasconcelos.
Carrillo procreó una sola hija con la poetisa Amy Perey. La hija se volvió monja y ya no se supo de ella. Murió sin dejar descendencia directa del personaje.
Muy satisfecho, muy orgulloso, suponiendo que mi labor leal seria apreciada por todas las personas de buen gusto, corrí a casa de mi tío José, para pedirle las alabanzas que creía merecer. En vez de encontrarlo en la cama como de costumbre, hallélo ante una mesa de trabajo, rodeado de libros y de papeles. Adivina lo que esto escribiendo, me dijo. Sin contestarle, le pregunte si había leído “El Día”. Por lo mismo que lo he leído, exclamo, quiero saber si adivinas
lo que estoy escribiendo. No lo sé. Pues una respuesta a tu artículo. ¿Conoces acaso las novelas de Milla? No es lo que me ocupo: lo que me interesa es la teoría de las evocaciones históricas. ¿Conoces tú la Salambó de Flaubert? No. Pues bien, cuando uno no ha leído ese libro, y más que el libro su prefacio y su apéndice, no tiene derecho a hablar del asunto. Yo veo, en lo que a ti te parece un problema de puro arte decorativo literario, un conflicto entre el realismo y la
fantasía. Hay que estudiar el naturalismo primero que todo. Ante aquellas palabras de mi docto pariente. Quedéme perplejo. Mi maldita ignorancia pesábame de nuevo, mas que antes, y me hacia otra vez dudar de mi mismo… Veras, me dijo, lo que tengo ya escrito puede servirte paras un segundo articulo sobre el mismo tema. Tú lo pones en tu estilo y lo arreglas como te parezca. Voy a leértelo. No es tan bonito como lo tuyo, poro tiene muchas citas… Verás… Y me leyó una pagina erudita y fina escrita con elegancia ingenia, llena de observaciones originales, salpicada de exquisitos y rápidas disgresiones sobre la
literatura nacionalista. Dame eso, le dijo, cuando hubo terminado, Te lo regalo, contestóme riendo.
Una de cal y otra de arena…
La influencia del personaje que hoy nos ocupa es impresionante. No sólo literatos. Uno de los hombres mas versados en el es el conocido promotor Lic. Ángel Arturo González, quien, en su calidad de cupletistas, se intereso en Gómez Carrillo al saber que Raquel Meller, la famosa tonadillera, fue su esposa.
"Llegué al extremo de leer libros de su época de formación”, comentaba Ángel Arturo González al opinar sobre carrillo el 5 de agosto de 1995 en la Revista Usted. He tratado de desestereotiparlo como el don Juan decadente de la Belle Epoque porque su figura trasciende este mito. Como periodista es admirable. Le enseño a escribir a los españoles cuando fue director del ABC. Fue corresponsal de guerra y un gran promotor cultural. Cuando nadie hablaba de la nueva literatura del siglo XX la dio a conocer. Hay que restituir su dimensión ya que escribió mejor a lo que escriben ahora”.
“Yo era el más joven suscriptor de El Imparcial en la Antigua Guatemala, mi ciudad natral, comenta Ángel Arturo. Cuando yo tenía 17 años ocurrió el centenerazo de su nacimiento (febrero 27 de 1973) y en la famosa tercera pagina aparecían muchos artículos sobre el y fotografías donde se revelaba su imagen tan admirable por gozador de la vida. Me cautivó de tal manera que me dedique a estudiar todo lo que escribió y desde entonces he profundizado en el conocimiento de su vida y obra en distintas fuentes y países que he visitado y supe donde +el bahía estado. Para mi, ir a Paris es ir a su tumba”.
Pero como no todos somos “monedita de oro” también hay quienes opinan contrario que Ángel Arturo. Ya mencione la anécdota con Carlos Rafael Soto. El famoso Bolo Flores, don Marco Antonio, opinaba también en la revista Usted del sábado 5 de agosto de 1995 lo siguiente: “Gómez Carrillo toda la vida me ha parecido frívolo. A pesar que cuando lo leí la primera vez no tenia la formación que ahora tengo, me lo pareció… Lo he releído y volví a tener esa misma sensación. No quiere decir que sea un mal escritor. Su oficio lo sabía muy bien. Pero la
estructura no lo es todo. El no es creador. Su Literatura no trasciende. No bucea en las pasiones humanas. No descubre las raíces del hombre. No hay que culpar a su época porque hay contemporáneos suyos, amigos de el incluso, que intentaron hacerlo y lo lograron. El
no”.
Pese a que títulos como “De Masella a Tokio”, “Grecia”, “La Rusia Actual”, “Jerusalén y la Tierra Santa”, “El encanto de Buenos Aires”, “Sensaciones de Egipto”, “Campos de batalla y campos de ruinas”, “El Japón, heroico y galante” son considerados modelitos, don Enrique Gómez Carrillo no hace alarde de su basto conocimiento, expresa Henríquez Ureña en “Breve historia del Modernismo” dando a entender siempre que si algo sabe se lo sebe a la causalidad quería parecer “superficial” antes que “un erudito pedante”, quizá, por ello, afirmaba que “la prosa es un arte que debe ser ejecutado con laboriosidad de artesano y labrado como el encaje, como el esmalte, como el burilado”. ¡Como hecho por un príncipe!
“Muchas personas hablan mal de Gómez carrillo, opina la cronista y escritora doña Cony de Sánchez Latour, pero yo, en lo personal, soy gomezcarrilllista a morir. Dentro de las cosas absurdas que se dicen de el es que era un borracho. ¿Cómo podía serlo un hombre que al morir a los 52 años dejo 87 libros publicados y muchísimos inéditos? Obviamente, en vida, por atrevido y franco, tuvo muchos enemigos pero hasta ellos lo reconocen y admiraban. Otra cosa absurda que se dice es que dejo de ser guatemalteco, lo cual nunca paso. Y por supuesto es el Príncipe de la Crónica. El la creo en castellano, es decir, fue el primero en hacerlo, Si no valiera ¿por qué entonces lo admiraron personajes como cesar Brañas o por qué se robaron todos sus libros del
Archivo de Centro América?
Yo tenía mi plan de generosa venganza, y en el acto lo puse en práctica. Corrí al Día y rogué al director que publicara el artículo con el nombre de José. Luego, mas satisfecho que antes, satisfecho de mi debut literario y de mi buena acción, entre en mi casa cuando ya mi familia estaba en el comedor. Sin poderme contener pregunte a mi padre si había leído mi crítica y si la encontraba bien. Muy bien, me dijo, pero temo que sus juicios disgusten a mucha gente… Y todavía temo mas que los atribuyan a influencias mías… Yo mismo, contestéle, no tuve la menor idea al escribir las notas que don Manuel Coronel Matus me pidió, de que iban a aparecer en un periódico. Es un hombre leal, muy entusiasta de los jóvenes. Ayer, sin hablarme de tu artículo, me pregunto si querrías aceptar un puesto de redactor de El Día. ¿Y tú que respondiste? Que si. La dicha no me cabía en el pecho. El camino soñado y no esperado, abriase de pronto ante mis pasos, sin abrojos humillantes… Mi madre que no veía sin temores aquel inesperado avatar de mi suerte, preguntome: ¡¿No decías hace dos años que la mas triste de las profesiones es la de escribir…? Si, contestéle, hace dos años habría preferido otras carrera… ¿Y cuando nació en ti esa vocación? Esta mañana…
Del empuje de Rubén Darío al toce con los grandes
su Literatura de viajes donde se ve la vigencia del autor”, opinaba Martel de quien el prefiere llamar solo Carrillo “por sonoridad del apellido”.
Cual no fue mi sorpresa, al abrir una mañana El día… En la página literaria, que naturalmente no era la primera, aparecía mi carta al señor Coronel Matus, convertida en artículo. Una nota de la redacción servíale de prólogo. Y esa nota rezaba más o menos: “Un joven de abolengo literario, muy estimado en nuestra sociedad por su nombre y su inteligencia, inicia hoy su carrera periodística en nuestras columnas y nos promete su asidua colaboración. Huelga advertir que, siguiendo nuestra línea de conducta, insertamos, sin modificarlas, las opiniones expuestas en este trabajo, pero, lejos de solidarizarnos con
ellas, seguimos creyendo que el egregio don José Milla es una gloria nacional que no puede discutirse. La excusa de nuestro nuevo colaborador al mostrarse irreverente ante el altar mayor de las letras patrias, la encontramos en la juventud”. Contento de ver mi firma impresa, leí de nuevo la carta, buscando en ella lo que asi había podido despertar los escrúpulos de una redacción que tenia fama de liberal y hasta de irrespetuosa. en mi alma y conciencia no halle nada
de que me parecía necesario, aun dentro de la mayor prudencia, deber arrepentirme. Declarándome, en principio, admirador de las obras del novelista guatemalteco, comentábamos con hacer observaciones sobre su
desdén, tal vez voluntario, del “Arte”, y sobre su noción un poco descuidada de las reconstituciones históricas… “lamentamos, decía la terminar mi critica, que don José Milla haya sido incapaz de ofrecernos la novela de las momias coloniales, pero estimemos en lo que valen sus pinturas de una época que tendrá siempre para nosotros el aromo de lo que ha desparecido”.
¿Un Don Juan?
La vida de Enrique Gómez Carillo, modélica y llena de mitos lo ha hecho incluso, llegar al celuloide. Aunque no se e mencione en una película española, lo hacen aparecer en “un retrato sin nombre” como el escritor que entrego a las autoridades francesas a la famosa y legendaria bailadora javanesa Margarita Greta Gertrudis Zelle, más conocida como Mata Hari. “Esto de Mata Hari es puro cuento, asegura la escritora y cronista doña Cony Sánchez Latour. Lo mas probable es que nunca la haya conocido pero como el era tan sensacionalista… Gómez Carrillo siempre negó romance con la expía de los alemanes, lo cual Jean Scheto, jefe del espionaje francés confirmó en sus declaraciones de 1934.
Eloy Amado Herrera en el capitulo “La Mujer en la vida de Gómez Carrillo” de “Enrique Gómez Carrillo, biografía mínima” expresa que nuestro personaje fue un don Juan a lo cual se opone uno de sus estudiosos de nuestra época, el Lic. Ángel Arturo González tal y como
lo veremos más adelante. Según don Eloy, Carrillo “siendo un impúber, cuando iba al Liceo, puso
los ojos en una niñita colegiala, Rosa, a quien seguía de lejos sin decirle una palabra hasta que la niña entraba a su colegio, donde se despedían con un adiós telemétrico, con publico e inocente movimiento de la mano. En el colegio de la chica se difundió la voz de un noviazgo y los padres de la inocente colegiala, la castigaron enclaustrándola en el internado”.
En la adolescencia son novias de Enrique Gómez Carrillo Edda Christenssen, Lucrecia Salas, Alice Freville entre otras. Según don Eloy, “en obligado retiro político vivía en Paris el ex presidente de
Perú, mariscal Andrés Avelino Cáceres. Carrillo caso con su hija Zoila Aurora, graduada de La Sorbona. Luego, caso con Raquel Méller y de allí con Consuelo Suncin quien era prometida de José Vasconcelos.
Carrillo procreó una sola hija con la poetisa Amy Perey. La hija se volvió monja y ya no se supo de ella. Murió sin dejar descendencia directa del personaje.
Muy satisfecho, muy orgulloso, suponiendo que mi labor leal seria apreciada por todas las personas de buen gusto, corrí a casa de mi tío José, para pedirle las alabanzas que creía merecer. En vez de encontrarlo en la cama como de costumbre, hallélo ante una mesa de trabajo, rodeado de libros y de papeles. Adivina lo que esto escribiendo, me dijo. Sin contestarle, le pregunte si había leído “El Día”. Por lo mismo que lo he leído, exclamo, quiero saber si adivinas
lo que estoy escribiendo. No lo sé. Pues una respuesta a tu artículo. ¿Conoces acaso las novelas de Milla? No es lo que me ocupo: lo que me interesa es la teoría de las evocaciones históricas. ¿Conoces tú la Salambó de Flaubert? No. Pues bien, cuando uno no ha leído ese libro, y más que el libro su prefacio y su apéndice, no tiene derecho a hablar del asunto. Yo veo, en lo que a ti te parece un problema de puro arte decorativo literario, un conflicto entre el realismo y la
fantasía. Hay que estudiar el naturalismo primero que todo. Ante aquellas palabras de mi docto pariente. Quedéme perplejo. Mi maldita ignorancia pesábame de nuevo, mas que antes, y me hacia otra vez dudar de mi mismo… Veras, me dijo, lo que tengo ya escrito puede servirte paras un segundo articulo sobre el mismo tema. Tú lo pones en tu estilo y lo arreglas como te parezca. Voy a leértelo. No es tan bonito como lo tuyo, poro tiene muchas citas… Verás… Y me leyó una pagina erudita y fina escrita con elegancia ingenia, llena de observaciones originales, salpicada de exquisitos y rápidas disgresiones sobre la
literatura nacionalista. Dame eso, le dijo, cuando hubo terminado, Te lo regalo, contestóme riendo.
Una de cal y otra de arena…
La influencia del personaje que hoy nos ocupa es impresionante. No sólo literatos. Uno de los hombres mas versados en el es el conocido promotor Lic. Ángel Arturo González, quien, en su calidad de cupletistas, se intereso en Gómez Carrillo al saber que Raquel Meller, la famosa tonadillera, fue su esposa.
"Llegué al extremo de leer libros de su época de formación”, comentaba Ángel Arturo González al opinar sobre carrillo el 5 de agosto de 1995 en la Revista Usted. He tratado de desestereotiparlo como el don Juan decadente de la Belle Epoque porque su figura trasciende este mito. Como periodista es admirable. Le enseño a escribir a los españoles cuando fue director del ABC. Fue corresponsal de guerra y un gran promotor cultural. Cuando nadie hablaba de la nueva literatura del siglo XX la dio a conocer. Hay que restituir su dimensión ya que escribió mejor a lo que escriben ahora”.
“Yo era el más joven suscriptor de El Imparcial en la Antigua Guatemala, mi ciudad natral, comenta Ángel Arturo. Cuando yo tenía 17 años ocurrió el centenerazo de su nacimiento (febrero 27 de 1973) y en la famosa tercera pagina aparecían muchos artículos sobre el y fotografías donde se revelaba su imagen tan admirable por gozador de la vida. Me cautivó de tal manera que me dedique a estudiar todo lo que escribió y desde entonces he profundizado en el conocimiento de su vida y obra en distintas fuentes y países que he visitado y supe donde +el bahía estado. Para mi, ir a Paris es ir a su tumba”.
Pero como no todos somos “monedita de oro” también hay quienes opinan contrario que Ángel Arturo. Ya mencione la anécdota con Carlos Rafael Soto. El famoso Bolo Flores, don Marco Antonio, opinaba también en la revista Usted del sábado 5 de agosto de 1995 lo siguiente: “Gómez Carrillo toda la vida me ha parecido frívolo. A pesar que cuando lo leí la primera vez no tenia la formación que ahora tengo, me lo pareció… Lo he releído y volví a tener esa misma sensación. No quiere decir que sea un mal escritor. Su oficio lo sabía muy bien. Pero la
estructura no lo es todo. El no es creador. Su Literatura no trasciende. No bucea en las pasiones humanas. No descubre las raíces del hombre. No hay que culpar a su época porque hay contemporáneos suyos, amigos de el incluso, que intentaron hacerlo y lo lograron. El
no”.
Pese a que títulos como “De Masella a Tokio”, “Grecia”, “La Rusia Actual”, “Jerusalén y la Tierra Santa”, “El encanto de Buenos Aires”, “Sensaciones de Egipto”, “Campos de batalla y campos de ruinas”, “El Japón, heroico y galante” son considerados modelitos, don Enrique Gómez Carrillo no hace alarde de su basto conocimiento, expresa Henríquez Ureña en “Breve historia del Modernismo” dando a entender siempre que si algo sabe se lo sebe a la causalidad quería parecer “superficial” antes que “un erudito pedante”, quizá, por ello, afirmaba que “la prosa es un arte que debe ser ejecutado con laboriosidad de artesano y labrado como el encaje, como el esmalte, como el burilado”. ¡Como hecho por un príncipe!
“Muchas personas hablan mal de Gómez carrillo, opina la cronista y escritora doña Cony de Sánchez Latour, pero yo, en lo personal, soy gomezcarrilllista a morir. Dentro de las cosas absurdas que se dicen de el es que era un borracho. ¿Cómo podía serlo un hombre que al morir a los 52 años dejo 87 libros publicados y muchísimos inéditos? Obviamente, en vida, por atrevido y franco, tuvo muchos enemigos pero hasta ellos lo reconocen y admiraban. Otra cosa absurda que se dice es que dejo de ser guatemalteco, lo cual nunca paso. Y por supuesto es el Príncipe de la Crónica. El la creo en castellano, es decir, fue el primero en hacerlo, Si no valiera ¿por qué entonces lo admiraron personajes como cesar Brañas o por qué se robaron todos sus libros del
Archivo de Centro América?
Yo tenía mi plan de generosa venganza, y en el acto lo puse en práctica. Corrí al Día y rogué al director que publicara el artículo con el nombre de José. Luego, mas satisfecho que antes, satisfecho de mi debut literario y de mi buena acción, entre en mi casa cuando ya mi familia estaba en el comedor. Sin poderme contener pregunte a mi padre si había leído mi crítica y si la encontraba bien. Muy bien, me dijo, pero temo que sus juicios disgusten a mucha gente… Y todavía temo mas que los atribuyan a influencias mías… Yo mismo, contestéle, no tuve la menor idea al escribir las notas que don Manuel Coronel Matus me pidió, de que iban a aparecer en un periódico. Es un hombre leal, muy entusiasta de los jóvenes. Ayer, sin hablarme de tu artículo, me pregunto si querrías aceptar un puesto de redactor de El Día. ¿Y tú que respondiste? Que si. La dicha no me cabía en el pecho. El camino soñado y no esperado, abriase de pronto ante mis pasos, sin abrojos humillantes… Mi madre que no veía sin temores aquel inesperado avatar de mi suerte, preguntome: ¡¿No decías hace dos años que la mas triste de las profesiones es la de escribir…? Si, contestéle, hace dos años habría preferido otras carrera… ¿Y cuando nació en ti esa vocación? Esta mañana…
Del empuje de Rubén Darío al toce con los grandes
Enrique Gómez Carrillo fue hijo de hombre de letras y dama belga. Se da a conocer desde temprana edad en periódicos y revistas guatemaltecos. A los 17 años, llamó la atención, entre otros, de Rubén Darío, entonces director de “El Correo de la Tarde” de Managua, Nicaragua. Nos cuenta doña Cony de Sánchez Latour que después de que empezaron a hablar mal de Gómez Carrillo tras una publicación, este lo comento a Darío quien dijo: Si ya te critican, ya vales…”. Y estas críticas le han durado hasta nuestros días a quien llamaban en Gracias Chapo por el tipo de sombrero que usaba. La más severa es aquella que lo pinta como mal guatemalteco por haberse ido a vivir a Europa. Pero, debemos entender dos cosas: Primero: En esa época las capitales culturales y literarias eran España y Francia. Al irse Gómez Carrillo para allá pudo rozarse con lo mejor del arte y las letras. Además, vivir en el entorno de su literatura favorita e incentivada en el por su tío: La francesa. En segundo lugar, no debemos olvidar que en Guatemala y eso debeos reconocerlo por simple lógica. El no hubiese llegado a donde llego porque hasta la fecha somos un medio subdesarrollado que no permite el desenvolvimiento óptimo a los artistas.
Fue Rubén Darío, al reconocer su talento, uno de los que pidió al gobierno de Guatemala le dieran a don Enrique una modesta pensión para que se perfeccionada en Europa. En 1885 regreso por pocos años a Guatemala para radicarse definitivamente en Paris donde, según Alfonso Enrique Barrientos, en su articulo “Recuerdo del cronista herrante Enrique Gómez Carrillo” del Suplemento Cultural de Diario La Hora del sábado 5 de diciembre de 1992 “sorbió” el ambiente literario de 1900 a 1914 !¡Belle Epoque) y en ella “los movimientos que se enfrentan al
romanticismo”.
Gómez Carrilo se rozò con personalidades como Verlaine, Rimbaud, Catulle Mendes, Goncourt, Emile Zola, Alphonse Daudet, Anatole France, José Vasconcelos, García Calderón, José Asunción Silva, Baldomero Sanin Cano y otros., vio surgir el dadaísmo, futurismo,. ultraísmo,
vanguardismo y surrealismo.
Usted que ha visto el Japón, la China, Jerusalén, Constantinopla, Ceilán, el mundo entero, en suma, suele decirme la gente, no encontrara nada que le sorprenda. ¡Oh error…! En cualquier aldea de Francia o España, en cualquier ciudad del Universo, por insignificante que sea en apariencia, hallo siempre, para calmar la sed inextinguible de novedades que me devora, un alma, una vida, un carácter. Me acuerdo cuando, al regreso de mi primer viaje a la Argentina, el hable a Valle Inclan del libro que acababa de escribir, y que iba a publicar con el titulo de “El Encanto de Buenos Aires”, el gran don Ramón, sonriendo diabólicamente me preguntó: Pero ¿Qué va a decir usted de aquel pueblo? Lo que sentí, le contesté. Si el hubiese insistido y me hubiera pedido una síntesis de mi obra, no habría logrado complacerle, porque, en general, mis cuadros son el espejo inmediato, de lo que experimento al contacto con la realidad y muy a menudo pasan de mi retina al papel sin dejarme un recuerdo neto. Esto es tan cierto que, a veces, al leer algo mío muchos meses después, tengo que hacer un esfuerzo para darme cuenta de que se trata de una página vivida por mi mismo.
Homenajes que lo inmortalizan
Interesantes los datos que Javier Antonio Chinchilla escribió en el mismo Suplemento Cultural de La Hora ya mencionado sobre Enrique Gómez Carrillo. “Nació el 27 de febrero de 1873 en la ciudad de Guatemala, en una casa frente al Parque san Sebastián en la 6ª ave. De la zona 1. Murió un 29 de noviembre en Paris provocando un extenso duelo. El ayuntamiento de Paris (la comuna) dispuso que nuestro compatriota fuera enterrado en el Cementerio Pére Lachaise, donde se levanto un mausoleo con una placa de bronce que dice: “A M. L ecribain Enrique Gómez Carrillo, de les hommes de letras de la France”.
Desde 1927, el sepulcro de Enrique Gómez Carrillo, junto con los demás mausoleos europeos es visitado por personas literatas en gran número, cuando llegan a París. “Visitar París es visitar su tumba”, asegura Ángel Arturo González. En 1973 se conmemoro el centenario de Enrique Gómez Carrillo. Se erigió una estatua esculpida por el maestro galeotti Torres y dio el nombre de Enrique Gómez carrillo al antiguo Parque Concordia, lugar de convergencia de los estratos medios y bajos del pueblo guatemalteco y que desde su creación, hasta acá, ha cambiado de manera increíble. También actualmente es escenario de nuestra problemática social en aspectos como niños de la calle, prostitución masculina, economía marginal, etc.
También se fundò una biblioteca con el nombre del Príncipe de la Crónica en la 20 calle y Avenida del Cementerio, un instituto experimental en la zona 6 capitalina y se dispuso traer los restos del escritor al Cementerio General de Guatemala, a lo cual se opuso la señora Condesa de Saint Exupery (ex esposa de Gómez Carrillo) aunque ya la viuda se había casado con el Conde Ambine de Saint Exupery… por ello el gobierno de Guatemala no pudo repatriarlos y Enrique Gómez Carrillo, continua en París, durmiéndole sueño eterno. En torno a la repatriación de los restos de Gómez Carrillo, doña Cony de Sánchez Latour opina: “Mi esposo era sobrino de Enrique Gómez Carrillo y vivió con él por un tiempo en Europa. Creemos es mejor los restos se queden donde están porque, aunque sea una tumba sencilla, no están tan abandonados como estarían en Guatemala. Cuando se intento hacerlo, hasta el Ministerio de Educación había hecho invitaciones pero la Condesa pedía a mi esposo una cantidad exorbitante, muchos miles de dólares, lo cual era absurdo e hizo que todo se quedara burlado. Al analizar el estado actual del lugar donde iba a quedar en el cementerio General es que consideramos ahora que debe estar en París. Si se formó y triunfó en Europa, allá debe estar”.
Volviendo a mi primer articulo, debo decir que fue tan mal interpretado como otros que más tarde provocaron contra mi las cóleras de Madrid y de Buenos Aires. De mis elogios a don José Milla, nadie hizo caso. Mis reservas, en cambio, indignaron a los devotos de su gloria, para halagar a la opinión ignorante y fariseo, los periódicos me atacaron con desdeñosa dureza… Contentísimo, empero del ruido que provocaba mi debut, aunque irritado contra la mala fe de mis adversarios, escribir un segundo articulo contestando a mi tío José, cuyo trabajo había disgustado casi tanto como el mío. Antes de llevarlo al Día quise, sacrificando mis ardores al respeto filial, leerlo a mi padre, quien me escucho con mucho gusto y me felicito por mi gran erudición. Solo que, dijome al fin, jamás vale no volver a mover este hormiguero. Trata otros asuntos. En la Literatura cabe el Universo entero. Mañana, Coronel Matus te defenderá, y pasado mañana, si quieres, podrás comenzar a trabajar seriamente en el periódico. Nuestro buen amigo te tiene reservado un puentecillo de 40 duros. Para principiar, no está mal esta situación…
Fue Rubén Darío, al reconocer su talento, uno de los que pidió al gobierno de Guatemala le dieran a don Enrique una modesta pensión para que se perfeccionada en Europa. En 1885 regreso por pocos años a Guatemala para radicarse definitivamente en Paris donde, según Alfonso Enrique Barrientos, en su articulo “Recuerdo del cronista herrante Enrique Gómez Carrillo” del Suplemento Cultural de Diario La Hora del sábado 5 de diciembre de 1992 “sorbió” el ambiente literario de 1900 a 1914 !¡Belle Epoque) y en ella “los movimientos que se enfrentan al
romanticismo”.
Gómez Carrilo se rozò con personalidades como Verlaine, Rimbaud, Catulle Mendes, Goncourt, Emile Zola, Alphonse Daudet, Anatole France, José Vasconcelos, García Calderón, José Asunción Silva, Baldomero Sanin Cano y otros., vio surgir el dadaísmo, futurismo,. ultraísmo,
vanguardismo y surrealismo.
Usted que ha visto el Japón, la China, Jerusalén, Constantinopla, Ceilán, el mundo entero, en suma, suele decirme la gente, no encontrara nada que le sorprenda. ¡Oh error…! En cualquier aldea de Francia o España, en cualquier ciudad del Universo, por insignificante que sea en apariencia, hallo siempre, para calmar la sed inextinguible de novedades que me devora, un alma, una vida, un carácter. Me acuerdo cuando, al regreso de mi primer viaje a la Argentina, el hable a Valle Inclan del libro que acababa de escribir, y que iba a publicar con el titulo de “El Encanto de Buenos Aires”, el gran don Ramón, sonriendo diabólicamente me preguntó: Pero ¿Qué va a decir usted de aquel pueblo? Lo que sentí, le contesté. Si el hubiese insistido y me hubiera pedido una síntesis de mi obra, no habría logrado complacerle, porque, en general, mis cuadros son el espejo inmediato, de lo que experimento al contacto con la realidad y muy a menudo pasan de mi retina al papel sin dejarme un recuerdo neto. Esto es tan cierto que, a veces, al leer algo mío muchos meses después, tengo que hacer un esfuerzo para darme cuenta de que se trata de una página vivida por mi mismo.
Homenajes que lo inmortalizan
Interesantes los datos que Javier Antonio Chinchilla escribió en el mismo Suplemento Cultural de La Hora ya mencionado sobre Enrique Gómez Carrillo. “Nació el 27 de febrero de 1873 en la ciudad de Guatemala, en una casa frente al Parque san Sebastián en la 6ª ave. De la zona 1. Murió un 29 de noviembre en Paris provocando un extenso duelo. El ayuntamiento de Paris (la comuna) dispuso que nuestro compatriota fuera enterrado en el Cementerio Pére Lachaise, donde se levanto un mausoleo con una placa de bronce que dice: “A M. L ecribain Enrique Gómez Carrillo, de les hommes de letras de la France”.
Desde 1927, el sepulcro de Enrique Gómez Carrillo, junto con los demás mausoleos europeos es visitado por personas literatas en gran número, cuando llegan a París. “Visitar París es visitar su tumba”, asegura Ángel Arturo González. En 1973 se conmemoro el centenario de Enrique Gómez Carrillo. Se erigió una estatua esculpida por el maestro galeotti Torres y dio el nombre de Enrique Gómez carrillo al antiguo Parque Concordia, lugar de convergencia de los estratos medios y bajos del pueblo guatemalteco y que desde su creación, hasta acá, ha cambiado de manera increíble. También actualmente es escenario de nuestra problemática social en aspectos como niños de la calle, prostitución masculina, economía marginal, etc.
También se fundò una biblioteca con el nombre del Príncipe de la Crónica en la 20 calle y Avenida del Cementerio, un instituto experimental en la zona 6 capitalina y se dispuso traer los restos del escritor al Cementerio General de Guatemala, a lo cual se opuso la señora Condesa de Saint Exupery (ex esposa de Gómez Carrillo) aunque ya la viuda se había casado con el Conde Ambine de Saint Exupery… por ello el gobierno de Guatemala no pudo repatriarlos y Enrique Gómez Carrillo, continua en París, durmiéndole sueño eterno. En torno a la repatriación de los restos de Gómez Carrillo, doña Cony de Sánchez Latour opina: “Mi esposo era sobrino de Enrique Gómez Carrillo y vivió con él por un tiempo en Europa. Creemos es mejor los restos se queden donde están porque, aunque sea una tumba sencilla, no están tan abandonados como estarían en Guatemala. Cuando se intento hacerlo, hasta el Ministerio de Educación había hecho invitaciones pero la Condesa pedía a mi esposo una cantidad exorbitante, muchos miles de dólares, lo cual era absurdo e hizo que todo se quedara burlado. Al analizar el estado actual del lugar donde iba a quedar en el cementerio General es que consideramos ahora que debe estar en París. Si se formó y triunfó en Europa, allá debe estar”.
Volviendo a mi primer articulo, debo decir que fue tan mal interpretado como otros que más tarde provocaron contra mi las cóleras de Madrid y de Buenos Aires. De mis elogios a don José Milla, nadie hizo caso. Mis reservas, en cambio, indignaron a los devotos de su gloria, para halagar a la opinión ignorante y fariseo, los periódicos me atacaron con desdeñosa dureza… Contentísimo, empero del ruido que provocaba mi debut, aunque irritado contra la mala fe de mis adversarios, escribir un segundo articulo contestando a mi tío José, cuyo trabajo había disgustado casi tanto como el mío. Antes de llevarlo al Día quise, sacrificando mis ardores al respeto filial, leerlo a mi padre, quien me escucho con mucho gusto y me felicito por mi gran erudición. Solo que, dijome al fin, jamás vale no volver a mover este hormiguero. Trata otros asuntos. En la Literatura cabe el Universo entero. Mañana, Coronel Matus te defenderá, y pasado mañana, si quieres, podrás comenzar a trabajar seriamente en el periódico. Nuestro buen amigo te tiene reservado un puentecillo de 40 duros. Para principiar, no está mal esta situación…
La Fundación Gómez Carrillo
Doña Cony de Sánchez latour se ha dado a la tarea, junto a su familia, de perpetrar la memoria de Gómez Carrillo.”Con ese objeto fundamos el Fondo que lleva su nombre cuya directora es mi hija, la diseñadora y empresaria Cony Sánchez Latour”. Cony, por su parte, comenta para cerrar el presente: “nosotros lo que hacemos es darle seguimiento al trabajo que mi padre hizo durante muchos años y que inicia cuando mi papa tenia 15 años hasta su muerte a la edad de 77. El trabajo de mi papa consistía en recopilar todo lo que se ha escrito de Gómez Carrillo. Cuando mi padre murió se detuvo esta tarea y fue hasta después de un seminario de AMPER en torno a la figura de Carrillo que el estudioso Martel y el Dr. Manuel Piñeiro, entonces embajador de España en Guatemala, sugirieron seguir con la tarea. Y lo hicimos. El Fondo es privado y lo seguirán mis hijos. Está ubicado en la 2ª calle 32 26 zona 7, teléfono 25912115, donde se informa a los interesados de Guatemala y el extranjero sobre la figura del Príncipe de la Crónica que en una frase describo como un gran escritor. Muchos estudiosos ya se han acercado y hemos hasta editado ya su biografía”.
Fueron precisamente las puertas del Fondo Enrique Gómez Carrillo, las principales puertas que tocamos para la elaboración del presente, razón por la cual agradecemos al Fondo, y, en especial, a las dos Conies, su gentileza y amabilidad.
Al cabo de una semana, cuando yo ya no pensaba siquiera en mis adversarios, tuve el triste placer de sentir, por primera vez en mi vida, los efectos de la indignación pública. Hallábame acompañado de mi tío, en el teatro Nacional, escuchando una comedia española. En el primer entreacto notamos que algunos de nuestros amiguitos, al pasar junto a nosotros, nos saludaban apenas, y que muchas personas desconocidas nos señalaban con el dedo. En nuestra ingenua vanidad, atribuíamos todo aquello al interés que despertaba en la gente el buen gusto nuestro sensacional debut literario y también a la envidia que nuestro éxito inspiraba… De pronto, al comenzar el segundo entreacto, cuando nadie había tenido aun tiempo de abandonar su sitio, una vocecilla clamo con tono clownesco: ¡Vivan los genios que se han comido crudo a don José Milla! Una risa general acogió aquellos chillidos. Y en el acto, como si el escándalo estuviera preparado, comenzamos a oír gritos, maullidos, ladridos y relinchos que bajaban del paraíso, que subían de la platea, que se cruzaban de palco a palco… ¡Afuera los mentecatos!, vocifero un energúmeno… Un inspector de policía, seguido por cuatro o cinco guardias, acercose a nuestras butacas que, afortunadamente, era de las últimas. “Viene a protegernos”, pensé. Pero no… la policía también estaba indignada., la policía también tenía opiniones literarias… Y con voz de mando, el representante de la autoridad nos dijo: Salgan de aquí en el acto, si no quieren que los saquemos nosotros… Pálidos, indignados, tratando de parecer desdeñosos, nos dirigimos hacia la puerta, lentamente. Una vez en la calle, José me dijo: Vamos al Bar del Gran hotel… Si hay allí alguien que se permita insultarnos, le daremos unos cuantos palos… Por fortuna, en aquel antro nocturno donde se reunía la flor y nata del a juventud, no había más que ingleses borrachos, los cuales al vernos
solos y tristes, nos invitaron a tomar whisky…
NOTA: El texto en negritas es un fragmento extraído de “30 años de mi vida” de Enrique Gómez Carrillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario